Bodegas luis perez jerez

Jerez de la frontera, españa–tío pepe bodega

Fundada por el profesor de enología Luis Pérez, antiguo director técnico de Domecq, Bodegas Luis Pérez se puso en marcha en 2002 en Jerez con la intención de volver a la viña y demostrar al mundo que en Cádiz se podían hacer grandes vinos tintos.

Junto a sus hijos, Luis Pérez plantó Syrah, Merlot y Petit Verdot, las variedades de uva de moda en la época, en los suelos de marga de yeso del viñedo que rodea la hermosa bodega Vistahermosa (pago Corchuelo), en las afueras de la ciudad andaluza.

Un libro escrito en 1834 ayudó a Willy, quinta generación de una familia vinculada al vino de Jerez, a reconciliarse con los vinos de su lugar de nacimiento. En este libro, James Busby -ampliamente considerado como el padre del vino australiano- escribe sobre su encuentro con Pedro Domecq. Desde la finca El Majuelo, en Macharnudo, Domecq le explica todo sobre el viñedo: los tipos de suelo, las técnicas de poda, las fermentaciones, las veces que se había visto obligado a hipotecar El Majuelo para comprar más tierras… Willy, que había crecido con la imagen de que el jerez era un licor destilado y no un estilo de vino, decidió que si Pedro Domecq tenía razón, él quería recuperar ese Jerez. Así nació La Barajuela, su conjunto de vinos de Jerez de añada sin fortificar que favorecen el viñedo frente a la crianza.

Visitando a willy pérez en jerez: buscando captar a los grandes

La familia Pérez lleva generaciones dedicándose a la viticultura, a la explotación de fincas y a la elaboración de vinos.  En 2002, Willy Pérez y su padre Luis, profesor de enología en la Universidad de Cádiz, crearon su bodega en una colina al noroeste de Jerez.

Luis había sido el enólogo de Domecq durante 25 años, pero lo dejó cuando Pernod Ricard compró la empresa y vendió las marcas de jerez a Jim Beam. Estaba enfadado con el mundo del jerez y quería hacer algo diferente. Willy trabajó con su padre mientras estudiaba enología.  Empezó a leer sobre la historia y los fundamentos de la región y le influyó especialmente un libro de James Busby. Busby viajó a España en 1833 y conoció a muchos viticultores de la época, entre ellos Pedro Domecq. Pedro y sus contemporáneos comprendieron las diferencias entre los distintos pagos (crus) y viñedos de la zona. A Willy se le iluminó la bombilla, vio que el Jerez era lo contrario de lo que se enseñaba en las escuelas de vino, se dio cuenta de que Jerez debía centrarse en los viñedos y que cada pago tiene su propio sabor.

Visitando a ramiro ibáñez de la bodega cota 45, sanlúcar

Una de las evoluciones más interesantes del negocio del vino es la transformación de los estilos y las tradiciones de los vinos elaborados en una determinada región a lo largo del tiempo. Estas tradiciones regionales suelen estar tan arraigadas que es difícil imaginar que se produzcan otros vinos que se salgan de estas normas históricas. La región portuguesa del Duero, por ejemplo, se hizo famosa durante siglos por sus vinos generosos. Hoy en día, cerca de la mitad de la producción se destina a vinos normales no fortificados, cambio que se ha producido recientemente, básicamente desde el cambio de siglo. A menudo estos cambios están impulsados por el mercado, pero también influyen los cambios en las tendencias de consumo y las tradiciones regionales y, más recientemente, las condiciones climáticas.

Lo que también es emocionante es cuando los enólogos «visionarios» desafían el statu quo de una región utilizando una nueva combinación de variedades de uva, viticultura y técnicas de vinificación para crear una nueva categoría de vino. Básicamente, se plantean la siguiente pregunta: ¿qué podría dar este terruño si no estuviéramos limitados por las reglas y normas de una región? A menudo, estas «nuevas» categorías también pueden suponer el resurgimiento de un estilo o una tradición más antiguos que habían caído en el olvido. Tal es el caso de la Bodega Luis Pérez de Jerez de la Frontera, en España.

Bodegas luis pérez – jerez de la frontera (cádiz) – parte 1/2

Luís Pérez y su hijo Willy decidieron dar protagonismo al viñedo, para no resumir la zona de Jerez con las técnicas de elaboración de vinos «con velo». Recuerda la intuición de Alain Labet que en los años 80 quiso apostar por los vinos sin velo para revelar mejor los terruños y el potencial vinícola del Jura, al margen de los grandes vinos con velo que el enfoque tradicional de la región había conseguido. Fue en 2002 cuando se puso en marcha la Bodega Luís Pérez, aprovechando la experiencia acumulada por Luís como profesor universitario de enología en Cádiz y enólogo en la empresa Domecq, y la energía de Willy. Juntos se remontaron a la historia del viñedo, tratando de resaltar la tipicidad de las parcelas (pagadas en España), desarrollando el Jerez en parcelas, sin añadir aguardiente y utilizando la técnica del «soleo», es decir, la pasificación de las uvas al sol para concentrarlas. Para ello, invirtieron en una viticultura más orgánica y natural, con el fin de expresar mejor lo que tenían los viñedos en particular. Además de los vinos Finos y Olorosos, desarrollaron un estudio sobre las variedades de uva tinta y apostaron por la Tintilla da Rota, pariente del Graciano Riojano, para empezar a mostrar el potencial de la región para producir tintos de calidad. Único en el panorama clásico de los productores de Jerez, Luís Pérez simboliza una reflexión y un nuevo aliento sobre la historia de una región.

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