Comunicacion entre humanos y animales

Comunicacion entre humanos y animales

El superpoder de la comunicación con los animales

Los programas de investigación sobre los sistemas de comunicación de los animales en la naturaleza han procedido esencialmente de forma independiente de los programas de investigación que se esfuerzan por enseñar el lenguaje a los animales. Esto es sorprendente a la luz de los primeros y conocidos esfuerzos por relacionar estas dos corrientes de investigación, especialmente por parte de Hockett (1960) y Marler (1961). Estos esfuerzos dieron lugar a dos preguntas. En primer lugar, ¿se puede enseñar a los animales el lenguaje humano, aunque sea una versión simplificada? En segundo lugar, ¿los sistemas naturales de comunicación de cualquier animal alcanzan el nivel del lenguaje simple? Las investigaciones realizadas desde entonces indican que estas dos preguntas pueden tener respuestas diferentes: Yo sugeriría un sí provisional a la primera, y un no provisional a la segunda. Si este punto de vista es correcto, se plantea otra cuestión: ¿por qué, entonces, si algunos animales pueden dominar una versión del lenguaje, no utilizan esta capacidad en su sistema de comunicación natural? En este artículo abordo esta paradoja y hago algunas sugerencias para su resolución.

Hockett enumeró la prevaricación -la capacidad de transmitir información errónea, es decir, de mentir o engañar- como uno de sus muchos rasgos de diseño, aunque uno menor, casi un corolario. En la sección «Comunicación: ¿Información o influencia? ¿Beneficio mutuo o manipulación?», argumentaré que deberíamos considerar la prevaricación como una característica fundamental, de hecho fundacional, de los sistemas de comunicación animal: la comunicación en los animales está moldeada por la tensión entre los intereses del emisor y del receptor, y la verdad en la comunicación no es un hecho, sino que, cuando se produce, se gana a pulso.

El lenguaje humano frente a la comunicación animal pdf

La comunicación entre humanos y animales puede observarse en la vida cotidiana. Las interacciones entre las mascotas y sus dueños, por ejemplo, reflejan una forma de diálogo hablado, aunque no necesariamente verbal. Un perro al que se regaña es capaz de captar el mensaje interpretando señales como la postura del dueño, el tono de voz y el lenguaje corporal. Esta comunicación es bidireccional, ya que los dueños pueden aprender a discernir las sutiles diferencias entre los ladridos y los maullidos, y hay una clara diferencia entre el ladrido de un perro enfadado que defiende su casa y el ladrido alegre del mismo animal mientras juega. La comunicación (a menudo no verbal) también es importante en actividades ecuestres como la doma.

Un estudio científico ha descubierto que 30 especies de aves y 29 de mamíferos comparten el mismo patrón de tono y velocidad en los mensajes básicos, por lo que los humanos y esas 59 especies pueden entenderse cuando expresan «agresión, hostilidad, apaciguamiento, acercamiento, sumisión y miedo»[1][2].

Los loros son capaces de utilizar las palabras de forma significativa en tareas lingüísticas[3]. En concreto, el loro gris Alex aprendió cien palabras[4] y, tras el entrenamiento, utilizó palabras en inglés para responder correctamente a preguntas sobre colores, formas, tamaños y números en un 80% de las ocasiones[5].

La comunicación animal en la lingüística

La comunicación entre humanos y animales puede observarse en la vida cotidiana. Las interacciones entre las mascotas y sus dueños, por ejemplo, reflejan una forma de diálogo hablado, aunque no necesariamente verbal. Un perro al que se regaña es capaz de captar el mensaje interpretando señales como la postura del dueño, el tono de voz y el lenguaje corporal. Esta comunicación es bidireccional, ya que los dueños pueden aprender a discernir las sutiles diferencias entre los ladridos y los maullidos, y hay una clara diferencia entre el ladrido de un perro enfadado que defiende su casa y el ladrido alegre del mismo animal mientras juega. La comunicación (a menudo no verbal) también es importante en actividades ecuestres como la doma.

Un estudio científico ha descubierto que 30 especies de aves y 29 de mamíferos comparten el mismo patrón de tono y velocidad en los mensajes básicos, por lo que los humanos y esas 59 especies pueden entenderse cuando expresan «agresión, hostilidad, apaciguamiento, acercamiento, sumisión y miedo»[1][2].

Los loros son capaces de utilizar las palabras de forma significativa en tareas lingüísticas[3]. En concreto, el loro gris Alex aprendió cien palabras[4] y, tras el entrenamiento, utilizó palabras en inglés para responder correctamente a preguntas sobre colores, formas, tamaños y números en un 80% de las ocasiones[5].

Diferencia entre la comunicación humana y la animal

La comunicación entre humanos y animales puede observarse en la vida cotidiana. Las interacciones entre las mascotas y sus dueños, por ejemplo, reflejan una forma de diálogo hablado, aunque no necesariamente verbal. Un perro al que se regaña es capaz de captar el mensaje interpretando señales como la postura del dueño, el tono de voz y el lenguaje corporal. Esta comunicación es bidireccional, ya que los dueños pueden aprender a discernir las sutiles diferencias entre los ladridos y los maullidos, y hay una clara diferencia entre el ladrido de un perro enfadado que defiende su casa y el ladrido alegre del mismo animal mientras juega. La comunicación (a menudo no verbal) también es importante en actividades ecuestres como la doma.

Un estudio científico ha descubierto que 30 especies de aves y 29 de mamíferos comparten el mismo patrón de tono y velocidad en los mensajes básicos, por lo que los humanos y esas 59 especies pueden entenderse cuando expresan «agresión, hostilidad, apaciguamiento, acercamiento, sumisión y miedo»[1][2].

Los loros son capaces de utilizar las palabras de forma significativa en tareas lingüísticas[3]. En concreto, el loro gris Alex aprendió cien palabras[4] y, tras el entrenamiento, utilizó palabras en inglés para responder correctamente a preguntas sobre colores, formas, tamaños y números en un 80% de las ocasiones[5].

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