Morcillo de ternera estofado

qué es la ternera estofada

/recipe=3170Nudillo de ternera braseado con gremolata de chocolate y naranjaIngredientesServicios 4200 g de apio200 g de zanahorias350 g de chalotas1-3 dientes de ajo200 g de tomates cherry70 g de tomates secos1 codillo de ternera (aproximadamente 2 kg) cortado en rodajas de 4 cm de grosor (conservar los huesos)salpimienta negra recién molidaharina para espolvorear2 cucharadas de aceite de oliva30 g de mantequilla4-5 hojas de laurel350 ml de caldo de ternera200 ml de Rivesaltes (vino de postre del Rosellón, 1 manojo de perejil de hoja plana1/2 manojo de mejorana2 cucharadas de cáscara de naranja ecológica finamente rallada1/2 cucharadita de piment d’Espelette (copos de chile finos de México)25-30 g de chocolate negro (99%, finamente rallado)3/4 cucharaditas de sal MaldonHilo para cocinarCaloríasPor ración: 2429 kJ / 582 kcal, proteínas 49g, grasas 28g, carbohidratos 24g

receta de jarrete de ternera a la parrilla

Un jarrete de ternera grande es un plato muy bueno y barato. El extremo del jarrete, que corto, da un sabroso caldo después de una cocción lenta. Saco el tuétano y lo mezclo con el risotto blanco que sirvo con este plato.

IngredientesMétodoCaliente el aceite de oliva en una cazuela resistente al fuego o en una cacerola pesada y añada la cebolla, las zanahorias y el apio. Se fríen suavemente hasta que estén blandas y empiecen a tomar color y a estar llenas de aroma. Esta es una etapa importante que añade profundidad de sabor.

Apartar las verduras y dorar ligeramente el trozo de ternera por todas partes. Colóquelo encima de las verduras. Añadir el resto de los ingredientes, excepto el condimento, llevar a ebullición lentamente, reducir el fuego al mínimo, cubrir la cazuela con una tapa bien ajustada o con papel de aluminio, y cocinar muy suavemente durante 2½-3 horas, o hasta que la carne esté tierna y se desprenda del hueso. Sazone después de unas 2 horas. Como alternativa, puede cocinar este plato en la mitad inferior de un horno precalentado a 170°C / 325°F / Marca 3.

huesos de codillo de ternera

La receta en cuestión es una receta de jarrete de ternera que se cuece durante tres o cuatro horas en vino blanco dulce (vin blanc moelleux), rodeado de una benévola corte de cebollas y/o chalotas, hasta que la salsa se ha vuelto de un ámbar hirviente, y la carne está tan melosa y suculenta que se puede servir y comer con una cuchara, de ahí el nombre.

El jarrete de ternera puede recordarse de las recetas de ossobuco, donde se corta en rodajas: es un corte tomado de la pata trasera del animal, incluye lóbulos de carne magra y gelatinosa, así como un gran hueso central gordo lleno de tuétano pulposo, y estas características lo convierten en un candidato admirable para los métodos de cocción lenta.

Lo he hecho dos veces en diez días -algo que rara vez hago- y lo he servido a dos grupos diferentes de comensales. En ambas ocasiones, el plato fue alabado de tal manera que me sentí obligado a revelar lo sencilla y fácil que era la receta -a diferencia de los magos, me complace compartir mis juegos de manos- y en ambas ocasiones hice que mis degustadores movieran la cabeza con asombro mientras tomaban notas mentales o, en algunos casos, escritas.

receta de jarrete de ternera jamie oliver

La receta en cuestión es una receta de jarrete de ternera que se cuece durante tres o cuatro horas en vino blanco dulce (vin blanc moelleux), rodeado de una corte benévola de cebollas y/o chalotas, hasta que la salsa se ha convertido en un ámbar hirviente, y la carne está tan melosa y suculenta que se puede servir y comer con una cuchara, de ahí el nombre.

El jarrete de ternera puede recordarse de las recetas de ossobuco, donde se corta en rodajas: es un corte tomado de la pata trasera del animal, incluye lóbulos de carne magra y gelatinosa, así como un gran hueso central gordo lleno de tuétano pulposo, y estas características lo convierten en un candidato admirable para los métodos de cocción lenta.

Lo he preparado dos veces en diez días -algo que rara vez hago- y lo he servido a dos grupos diferentes de comensales. En ambas ocasiones, el plato fue alabado de tal manera que me sentí obligado a revelar lo sencilla y fácil que era la receta -a diferencia de los magos, me complace compartir mis juegos de manos- y en ambas ocasiones hice que mis degustadores movieran la cabeza con asombro mientras tomaban notas mentales o, en algunos casos, escritas.

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